¿Por qué ser arquitecto?
Dinero y estilo de vida
La
mayoría de las personas ejercen una carrera o profesión para ganarse la vida,
entre otras cosas, y para mejorar sus ingresos potenciales. Pero los ingresos
de os profesionales pueden variar de manera drástica, en especial en el campo
de la arquitectura.
Debido
a que al arquitecto suele asociársele con personas y circunstancias que
reflejan estilos de vida suntuosos, el público asume que los arquitectos son
profesionistas bien acomodados, acaudalados, de grandes ingresos. Algunos lo
son. La mayoría no.
Los
arquitectos empiezan su carrera como asalariados cobrando un sueldo por hora,
mes o año que refleja las condiciones imperantes en el mercado. Después de tres
años de experiencia y práctica adicional, pueden convertirse en dueños
asociados o principales de despachos, en sociedad con otros o como propietario
único.
Los
arquitectos que obtienes grandes
ingresos pueden vivir muy bien. Por lo general, viven en atractivas casas
decoradas y amuebladas a la moda, realizan viajes a lugares exóticos, entre
otras cosas, todo esto cuesta dinero del que la mayoría de los asalariados
carece. No obstante gran parte de los arquitectos menos acaudalados, sus estilos de vida pueden ser más precarios,
pero también pueden disfrutar de una flexibilidad y libertad que no se conoce
cuando se persigue el éxito económico.
Posición social
La
posición social es otra de las razones por las que uno podría elegir la
arquitectura como carrera. La sociedad asume que los arquitectos son
instruidos, y que poseen tanto sensibilidad artística como pericia técnica. La
sociedad no sabe a ciencia cierta la manera en que trabajan los arquitectos,
pero sabe que con frecuencia crean diseños monumentales para clientes
monumentales. Como resultado, los arquitectos pueden ser objeto de respeto y
admiración por parte de los miembros de un sistema social.
Es
motivo de satisfacción y estimulante para el ego ser respetado, ser invitado a
lugares y visto con gente que uno admira, o ser elogiado por nuestros colegas
cuya opinión nos importa tanto. Como profesionistas, personas de las artes o
personas de los negocios o del gobierno.
Fama
La
fama puede llegar sin riqueza, y en la arquitectura suele ser así. Lograr el
reconocimiento publico, si no la celebridad, pueden ser un fin en si mismo por
encima de todos los demás.
Para
ser famoso por lo general se requiere que un individuo haga algo excepcional y
que otros lo vean, juzguen y, lo mas importante, que lo informen a un auditorio
receptivo e interesado, de preferencia a una escala nacional o mundial. La
mayoría de los arquitectos se hacen famosos de manera gradual al realizar
trabajos que finalmente son reconocidos por su excelencia.
Para
algunos arquitectos la fama y el reconocimiento se dan a través de la
publicidad y la publicación de lo que hacen, dicen, o escriben. Esto significa
no solo proyectos y diseños de construcción sino también ganar premios por
proyectos y conseguir que aparezcan en revistas y periódicos.
Inmortalidad
Que
mejor manera de trascender de la vida biológica de uno a través de la creación
de estructuras potencialmente eternas y permanentes que, incluso en su calidad
de futuras ruinas, podrían contar a futuros arqueólogos, historiadores y
herederos de la cultura la historia de quienes fuimos y lo que hicimos. Los
arquitectos pueden dejar atrás arquitectura como monumentos así mismos.
Contribución a la cultura
La
historia de la arquitectura y la historia de la civilización son inseparables.
A través del diseño y la construcción, los arquitectos saben que pueden estar
haciendo una contribución directa al inventario cultural de ideas y monumentos,
sin importar lo insignificante que sea.
Pensemos
en el pasado y evoquemos imágenes de culturas y civilizaciones en orden
cronológico. Inmediatamente nos viene a la memoria la arquitectura: las
pirámides de Egipto, los templos griegos y romanos, las catedrales, entre
otros. Por desgracia, no todas las obras arquitectónicas ofrecen oportunidades
para el enriquecimiento cultural.
Ayudar y enseñar a otros
El
deseo de ayudar o enseñar a otras personas puede ser muy intenso, y ya que la
arquitectura puede se de utilidad publica y a la vez servir como arte, los
arquitectos pueden satisfacer con facilidad este deseo. En ocasiones los
arquitectos crean ambientes que influyen de verdad en la vida de las personas
en una forma positiva, quizá mejorando su nivel de vida, su comportamiento, su
sensación de bienestar y seguridad o sus actitudes. Enseñar es dar, y aun
cuando no siempre este bien recompensado en el plano financiero, ofrece a los
arquitectos oportunidades de enriquecimiento no monetario duradero.
Las recompensas de la creatividad y
la realización intelectual
Para
los arquitectos, el matrimonio del intelecto y la emoción se manifiesta en el impulsó
por ser creativo: pensar, sentir, hacer y materializar. A los buenos
arquitectos los domina la voluntad ya pasión por ser arquitectos y por la
gratificación intelectual y emocional que la creatividad puede proporcionar.
Para
el arquitecto, la creación de edificaciones ofrece innumerables momentos de
regocijo. Crear algo hermoso y con la composición estética apropiada – una obra
de arte - es la meta prioritaria de muchos arquitectos. La mente creativa se
complace en hacer cosas que funcionen, sean edificios, maquinas o juguetes. Una
vez asumido este reto, la pasión del diseño tan solo se equipara con la
excitación de la realización.
Gusto por el dibujo
Para
muchos arquitectos, el dibujo representa un uso del tiempo en extremo
satisfactorio y estimulante. El dibujo puede amarse. Puede ser terapéutico, ya
que exige gran concentración y olvidarse de todas las demás distracciones o
preocupaciones. Es personal, ya que no hay dos personas que dibujen exactamente
igual. Dibujar formas arquitectónicas: edificaciones, espacios en
construcciones, paisajes, espacios urbanos o mobiliario, debe ser tan natural para un arquitecto como leer o
escribir.
Obediencia a los dictados de la
personalidad
En
el mundo real fuera del salón de clases, las características personales –
digamos la personalidad – pueden tener una influencia mayor sobre la vida de
una persona que todas las habilidades, talentos y conocimientos intelectuales
que posea. La mayoría de los buenos arquitectos tienes cierta
personalidad: confianza en si mismo y
fortaleza del ego, ambición, dedicación y perseverancia, temple, sociabilidad,
empatía, encanto personal y porte, liderazgo, valor y pasión.
Libertad para desarrollar lo que uno
es
Muchos
arquitectos viven en concordancia con su imagen, demostrando sus tendencial por
la forma en la que se visten, hablan y trabajan o por sus convicciones. Se
esfuerzan por ser individualistas y no conformistas, si no es que radicales.
Hay una especie de satisfacción del ego y una sensación de ser excepcional que
nace de ser único y diferente, de sobresalir, de ser notado y recordado. Pocas
carreras ofrecen este rango de elección sobre la forma de comportarse y de
ejercer.
¿Por qué no ser arquitecto?
La probabilidad de conseguirlo
Cualquier
persona que considere hacer carrera en
la arquitectura deberá saber que, de acuerdo con datos estadísticos, las
probabilidades de llegar a ser finalmente un arquitecto registrado (en los
Estados Unidos) pueden ser menores del 50%.
Los
estudiantes de esta carrera se quedan en el camino por varias razones, como el
cambio de interés, la cantidad y dificultad del trabajo requerido o la perdida
de motivación. Además no todos los que terminan la escuela con títulos
profesionales acreditados se convertirán en arquitectos registrados y en
ejercicio. Algunas mujeres graduadas en arquitectura suspenden su trabajo para
tener familia, al encontrar difícil continuar su carrera en la arquitectura y
educar niños al mismo tiempo. La deserción en la arquitectura es
extraordinariamente elevada, y quienes logran abrirse paso y ejercer, a pesar
de las probabilidades, enfrentan aun serios retos.
Falta de trabajo
De
todas las dificultades que enfrentan los arquitectos, quizá la mas frustrante
sea la alta periódica de trabajo. El empleo para despachos e individuos guarda
una relación directa con las circunstancias económicas tanto locales como
nacionales. La actividad en la construcción también disminuye, junto con el
número de contratos arquitectónicos. Por
lo tanto, la cantidad global del trabajo para los arquitectos se encuentran de
encuentra determinada la volátiles e impredecibles circunstancias de la
economía.
Competencia
Como
si la incertidumbre económica no fuera suficiente, existe el problema de
demasiados arquitectos detrás de muy pocos trabajos. La competencia en el campo
de la arquitectura es incisiva e interminable. Empieza en la escuela, se
prolonga a los primeros años de búsqueda de trabajo y en el empleo, y continúa
en el mercado del ejercicio profesional. Los arquitectos reciben desafíos de
sus colegas en os formas: por su gran número, por su habilidad y disposición en
muchos casos para montar efectivas y agresivas campañas para conseguir
clientes.
Remuneración inadecuada
Nadie
debería de elegir la carrera de la arquitectura con la idea de hacer mucho
dinero. Se es arquitecto por muchas razones, pero para hacerse rico no. Dado el
número de arquitectos y la competencia, la remuneración económica en esta
carrera puede no ser la más elevada. La relación de oferta y demanda son el
factor principal del problema: una cantidad muy limitada del trabajo para demasiados
arquitectos. Los honorarios por trabajos arquitectónicos con frecuencia son muy
bajos, fluyendo en corrientes impredecibles, justo como los proyectos.
Vulnerabilidad del ego: perdido entre
la multitud
El
grado de involucramiento del ego en la arquitectura es levado, para la mayoría
de los arquitectos, el éxito significa, entre otras cosas, alcanzar cierta
posición y reputación profesional, si no es que la fama.
Si
uno visitara un despacho donde trabajan más de cincuenta arquitectos, muchos de
ellos se describirían como arquitectos no realizados, subapreciados, subpagados
y sobre trabajados, con una cantidad enorme de talento y poca suerte.
Los riesgos de la envidia
Una
especie de estrellato o distinción, parecen ser aspiraciones en la arquitectura
– y su ausencia implica que el trabajo de uno es incompetente, falto de
interés, anticuado, o bien indigno de ser notado. Por lo tanto, existe una
presión ineludible que motiva a los arquitectos pero que también puede producir
en ellos sentimientos de celos y envidia.
Falta de poder e influencia
Se
puede aspirar a ganar reconocimiento
publico, distinción, poder e influencia, deseando ser respetados y admirados
por un grupo ajeno al de sus propios
colegas y clientes. Buscan contarse entre los promotores y animadores de su
comunidad, ser consultados sobre cuestiones fuera del reino de la arquitectura.
Quizá si son invitados a servir en juntas o comisiones importantes, puedan
ayudar a conformar l apolítica pública. Si una persona muestra esta inclinación,
entonces tal vez esta carrera no sea para ella.
Ansiedad, desengaño y depresión
La
depresión relacionada con el ejercicio profesional por lo general es causada
por el fracaso o la expectativa del fracaso. La falta o perdida del trabajo,
los reveces financieros, el reconocimiento inadecuado o las criticas adversas
pueden ser la causa. Esto sugiere que para ser un arquitecto feliz, debe
poseerse fortaleza emocional.
Obstáculos personales
La
arquitectura demanda asumir riesgos. Demanda una gran inversión de tiempo,
esfuerzo y energía emocional y física para alcanzar cualquier cosa que valga la
pena. Para poder aprovechar las oportunidades que se presentan o perseguir
metas no convencionales, se requiere tanto recursos personales como liberarse
en cierta medida de los obstáculos o trabas personales.
Falta de talento
Algunas
personas fracasan por carecer de talento. O no alcanzan todas sus metas por que
no cuentan con los recursos esenciales para hacerlo. Los aspirantes a
arquitectura deberían considerar esta posibilidad. Si falta alguno de los
atributos intelectuales, económicos y personales que se mencionan en el
capitulo anterior, la arquitectura puede ser una empresa cuesta arriba, incluso
para las personas mas inteligentes.
Falta de pasión y dedicación
También
indispensables para alcanzar el éxito en la arquitectura son los niveles muchas
veces extraordinarios de pasión, dedicación y esfuerzo. Sin ellos, el
arquitecto en ciernes o en ejercicio con toda seguridad enfrentara el rechazo y
fracaso. Puesto que la arquitectura es tan demandante de tiempo y energía, la
falta de disposición para trabajar duro y para aceptar con frecuencia
recompensas mínimas, es una razón de peso para no ser arquitecto.
Riesgos legales y financieros
El
principal riesgo legal, la negligencia profesional, puede ocasionar que os
clientes u otras personas sufran daños monetarios. En general, los arquitectos
so llevados a juicios por demandantes que piensan que el arquitecto cometió un
error que derivo en perjuicios o perdidas financieras para ellos.
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